En un avión sobre el continente americano
En unas horas, cuando esté en casa, este viaje estará terminado. Entonces podré decir: yo estuve allí.
del 20 de enero al 12 de marzo de 2011, versión pública del diario de viaje de Martín por fragmentos de México, Guatemala y Belize.
En unas horas, cuando esté en casa, este viaje estará terminado. Entonces podré decir: yo estuve allí.
Mitla fue el décimo y último sitio arqueológico del viaje, el más pequeño, pero el que tuvo el mejor guía. Su gran valor es un palacio con exquisita decoración a base de encastre. Hierve el Agua, lugar de curioso nombre, es un área de cascadas petrificadas, como si uno viera un video con una cascada y pusiera pausa. Impresionante. Luego vimos hacer unos tejidos cuya lana es teñida con pigmentos extraidos de plantas e insectos. Algunos ejemplares están, inclusive, en el Met. El pueblito donde se hacen es Teotitlán. La cuna del mezcal ofreció explicación y cata.
Almuerzo buffet de proporciones bíblicas. Oaxaca tiene muchas montañas, y más colores.
Bajé del autobús en la ciudad de Oaxaca a las 7 de la mañana. Sin saber dónde alojarme, decidí preguntar cómo llegar al Zócalo, para sentarme allí y mirar la Lonely Planet. En el camino a través de las vacías y hermosas calles de la ciudad, detecto a dos mochileros que miraban un mapa con cierto aire de desconcierto. Me acerqué a saludarlos. Matías es argentino y buscaba el hostel donde había reservado. La chica era yanqui y buscaba un ciber para chequear la dirección de la persona que la iba a alojar. Sugerí que fuéramos los tres al hostel de Matías, ahí yo le prestaba mi netbook a la yanqui y, si había lugar, me quedaba ahí.
La Casa Ángel resultó ser un hostel impecable y muy bien atendido, con excelentes camas y desayuno. Despedidos de la yanqui, me fui con Matías a desayunar al Zócalo y en el camino empezamos a averiguar para una excursión para mañana. Caminando, pasamos desde USD 30 a USD 25, a 20 y terminamos reservando por USD 18.
Luego, nos fuimos al sitio arqueológico de Monte Albán, por nuestra cuenta, el mayor sitio zapoteca que existe. En el bus de ida conocimos a dos mendocinos, Marcos y Edgardo, que están haciendo el mismo viaje que yo, pero al revés. Pude, entonces, transmitirles mi decantado de experiencias y consejos.
Si bien Monte Albán pierde con muchos de los sitios arqueológicos visitados, Oaxaca gana como ciudad más linda.
Mis compañeros de cuarto son canadienses, de los más simpáticos y agradables compañeros que me hayan tocado.
El staff del hostel tiene “pasantes”, gringos que estudian español acá y que deberían demandar a su instituto. Le pregunté: “¿Dónde puedo cambiar plata?”, y me respondió: “En el baño”. (?)
Paso las últimas horas en la playa y luego me preparo para salir hacia Pochutla, para ahí tomar el bus a Oaxaca.Todo eso representa casi 5 horas de espera.
He cumplido mi cuota de amistad con la naturalez y con la paciencia.