Lunes 7 de marzo de 2011
Dejando el Pacífico rumbo al último destino
Anoche no lograba cerrar bien el mosquitero y ya veía una barba amarilla en mi cama –como mínimo-. Las olas del mar no me dejaron dormir. Escuché un aleteo y estoy seguro que era un murciélago. El calor es agobiante y no hay sombra en ningún lado. No hay aire.
Paso las últimas horas en la playa y luego me preparo para salir hacia Pochutla, para ahí tomar el bus a Oaxaca.Todo eso representa casi 5 horas de espera.
He cumplido mi cuota de amistad con la naturalez y con la paciencia.
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