Martes 8 de marzo de 2011
Oaxaca - Monte Albán
Bajé del autobús en la ciudad de Oaxaca a las 7 de la mañana. Sin saber dónde alojarme, decidí preguntar cómo llegar al Zócalo, para sentarme allí y mirar la Lonely Planet. En el camino a través de las vacías y hermosas calles de la ciudad, detecto a dos mochileros que miraban un mapa con cierto aire de desconcierto. Me acerqué a saludarlos. Matías es argentino y buscaba el hostel donde había reservado. La chica era yanqui y buscaba un ciber para chequear la dirección de la persona que la iba a alojar. Sugerí que fuéramos los tres al hostel de Matías, ahí yo le prestaba mi netbook a la yanqui y, si había lugar, me quedaba ahí.
La Casa Ángel resultó ser un hostel impecable y muy bien atendido, con excelentes camas y desayuno. Despedidos de la yanqui, me fui con Matías a desayunar al Zócalo y en el camino empezamos a averiguar para una excursión para mañana. Caminando, pasamos desde USD 30 a USD 25, a 20 y terminamos reservando por USD 18.
Luego, nos fuimos al sitio arqueológico de Monte Albán, por nuestra cuenta, el mayor sitio zapoteca que existe. En el bus de ida conocimos a dos mendocinos, Marcos y Edgardo, que están haciendo el mismo viaje que yo, pero al revés. Pude, entonces, transmitirles mi decantado de experiencias y consejos.
Si bien Monte Albán pierde con muchos de los sitios arqueológicos visitados, Oaxaca gana como ciudad más linda.
Mis compañeros de cuarto son canadienses, de los más simpáticos y agradables compañeros que me hayan tocado.
El staff del hostel tiene “pasantes”, gringos que estudian español acá y que deberían demandar a su instituto. Le pregunté: “¿Dónde puedo cambiar plata?”, y me respondió: “En el baño”. (?)
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