Martes 1 de marzo de 2011
Lago Atitlán: Panajachel, San Marcos y San Pedro.
El lago de Atitlán es inmenso, de un color azul profundo impactante, rodeado de majestuosos volcanes y montañas. A medida que el sol va siguiendo su curso, todos los elementos del paisaje van formando diferentes claroscuros. Alrededor, unidos por lanchas, hay diversas aldeas y pueblos, todos índigenas, algunos más turísticos, otros menos. En cada pueblo el vestuario de los habitantes cambia de color.
Estoy en Panajachel, el pueblo donde llegan las carreteras, el más turístico. Mi idea era quedarme en alguno de los mágicos pueblos perdidos alrededor del lago, pero para mi corta estadía eso carece de toda practicidad.
Hoy decidí visitar San Marcos La Laguna y San Pedro La Laguna, tan diferentes entre sí. San Marcos es un reducto donde se han afincado yoguis, y el largo pasillo que va desde el embarcadero hasta arriba está flanqueado por escuelas de yoga, restaurantes vegetarianos, institutos de terapias alternativas y afines. Circulan algunos indios, pero principalmente gringos vestidos de budistas, descalzos. No hay carteles en español, son todos en inglés. En la parte central de la aldea hay una escuela, y varios muchachos gringos con largas rastas trabajan con los niños, y ofrecen “comida gratis” (sic) a los que pasan. También entré en una librería, donde el dueño no se dio cuenta de que yo estaba ahí porque estaba absorto dibujando una especie de mantra.
Luego seguí a San Pedro, el pueblo donde está la vida nocturna del lago, con varios restaurantes, bares y muchos mochileros en plan “where is the fiesta?”.
Mi opción era el pueblo de Santa Cruz, de tranquilidad y sencillez occidental, pero el horario del transfer a Chiapas (para ya emprender luego de estos dos días en el lago la retirada hacia México) me obliga a estar ahora aquí, que no está nada mal.
Mañana voy a visitar Santiago, el pueblo que pareciera ser el de más presencia indígena. Me ofrecieron una excursión al volcán San Pedro, en plan escalada, pero este cuerpo ya dice basta.
Leí en el diario que un matemático alemán descifró un códice maya que indica que en las profundidades del lago Izabal está hundida la ciudad maya de Atlán, sumergida a causa de un terremoto, y que toda su historia está escrita en placas de oro. Busca patrocinio para explorar el lago.
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