domingo, 23 de enero de 2011

dia 03 - Ciudad de México


Domingo 23 de enero de 2011

Zócalo

Con ánimos renovados por la ausencia de gripa.

A pesar de todo lo que he visto hoy en el centro histórico del DF, sostengo que México es un país destinado a la gloria entre las naciones de la Tierra. Porque si al pedir una milanesa te ofrecen elegir tres de entre varias ensaladas como acompañamiento, y una de ellas –reitero, “ensaladas”- es papas con chorizo colorado, no puedo más que reconocer la superioridad de este pueblo y su proyección como paladín del primermundismo.

No obstante, caminar todo el Paseo de la Reforma para llegar al Zócalo y no ver en él la flameante y gigante bandera mexicana –uno de los símbolos de la ciudad- en el mástil central y, al pedir explicaciones, escuchar un “pues se ve que se han olvidado de ponerla hoy día” hace inclinar un poco la balanza.

Ahora bien, esto es fuerte y real: México le gana por GOLEADA a Brasil en el ítem “boludeces para comer por la calle”, lo cual es mucho decir. Estoy logrando controlarme por el momento.

Uno entiende al visitar estos lugares por qué los europeos dicen que Buenos Aires se parece más a su continente que a Sudamérica. Sin más, al lado del Palacio Presidencial, se extienden profusos manteros que venden cualquier cosa, indígenas que hacen rituales de purificación a quien se los demande –previo pago- y chiringuitos de comidas indescriptibles desde el punto de vista visual, ni qué decir desde su composición. Todos se veía apetitoso, por cierto. Es una pena que haya tanto desorden y falta de limpieza, porque uno se priva de poder disfrutar plenamente semejante conjunto arquitectónico que es Patrimonio de la UNESCO.

Hacia el final de la tarde, tirarse en pleno Zócalo a observar la inmensidad de las construcciones, el mástil vacío y mis pies con medias agujereadas, fue reconfortante y necesario para decirme a mí mismo que estaba en México.

Sumo a la lista otro sistema de subterráneos, tomé la línea 8 –verde- en Bellas Artes, hice la correspondencia con la línea 1 –rosa- en la estación Salto del Agua, para bajarme en Insurgentes, a cuatro cuadras del hostel, que respira en estos momentos una paz impensable para un hostel.

Me siento muy cómodo en este lugar. Mañana me espera Teotihuacán.

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