Miércoles 26 de enero de 2011
Templo Mayor, un poco de trabajo y Basílica de Guadalupe
O lo poco que se puede ver del Templo Mayor. Los españoles construyeron su ciudad sobre la antigua Tenochtitlán y el Templo quedó sepultado, parte bajo la Catedral. Muy poco se puede ver, pero vale la pena. El sitio tiene un recorrido interesante, pero lo más espectacular es el museo, uno de los mejores que he visitado. Completísimo, entretenido, con muchísimas piezas en exposición, bien iluminadas y con buenas explicaciones.
Otro poroto para mi Lonely Planet. En los folletos oficiales, no mencionan los murales de Diego Rivera de la Secretaría de Educación Pública. Claro, es entendible: si figuraran, la Secretaría se transformaría en un entra y sale de gente. Pero mi guía si los mencionaba, y allí fui. Se trata de un edificio de tres plantas, con dos patios y galerías alrededor, en cada piso, donde hay más pared con pinturas de Rivera que pared sin pinturas. Colosal. Entrada gratuita.
Me como unos tacos en una taquería típica del centro, "tacos de canasta", exquisitos. Me siento un defeño, a pesar de que por la calle me hablen en inglés y se refieran a mi como "guero" (rubio).
A esta altura, ya soy un experto en metro. Viajo casi sin mirar el mapa. Tuve que cruzar la ciudad desde el Zócalo hasta la colonia (barrio) Bosque de Las Lomas, zona residencial, de embajadas y empresas, para darle clase a mi alumno. Fue interesante conocer el lugar donde toma su clase, vía internet, conmigo que estoy en Caballito. Me resultó divertido también trasladarme para un compromiso de trabajo, resultando en mi primera clase en el exterior.
Me acabo de enterar que Ariana está en el DF. Le mandé un sms pero se va mañana para Acapulco y vuelve cuando yo ya me fui. Desencuentros.
De Bosques de Las Lomas, tras varias conexiones de metro, desembarco en la Basílica de Guadalupe, donde a pedido de mi madre me arrodillo a rezar. Recuerdo una oración (“bendita sea tu pureza, y eternamente lo sea, pues todo un Dios se recrea, en tan graciosa belleza…). Luego me quedo en silencio. No sé a quién miro ni a quién le hablo. Luego pienso que esas creencias, por más de que ahora no las comparta, son un entramado histórico que forma parte de quien soy, del lugar de donde vengo, de mis costumbres. Entonces sí, frente a la Virgen pintada, hice el pedido que me habían encomendado. Luego la vi más de cerca, desde unas plataformas rodantes que van y vienen a sus pies.
Ciudad de México es una ciudad maravillosa, pero la rutina de tomar el metro todos los días, soportar el tránsito infernal y chocarse con gente todo el tiempo, la está tornando algo tediosa. Mañana me escapo a Taxco, y voy a ver si puedo juntar todo lo que me queda en dos días, para finalmente el domingo irme a Guanajuato. Quiero estar en un lugar más relajado. Quiero playa, además.
No hay comentarios:
Publicar un comentario