Jueves 3 de febrero de 2011
Oventic, abajo y a la izquierda. O "Disculpen, esto es una revolución."
La combi comienza a alejarse de San Cristóbal poco a poco, trepando las sierras por un camino de cornisa rodeado de bosques y salpicado de aldeas indígenas. El clima se hace cada vez más frío y gris, hasta que finalmente esas nubes que veíamos sobre los cerros nos embriagan por completo.
Luego de una hora de viaje, visualizamos un primer cartel. “USTED ESTÁ EN TERRITORIO ZAPATISTA. AQUÍ EL PUEBLO MANDA Y EL GOBIERNO OBEDECE”.
Quince minutos más, y la combi se detiene frente a un portón de rejas. El conductor nos indica a Ana, a Pilar y a mi que llegamos a Oventic, o el Caracol II, una de las “capitales” municipales del movimiento zapatista.
Nos reciben de manera amable y respetuosa dos encapuchados. Les informamos que nos gustaría visitar el Caracol (“lento voy avanzando”). Nos preguntan nuestros nombres de pila, nacionalidades y profesiones. Martín, argentino, psicólogo. Ana y Pilar, españolas, enfermeras. Nos piden los pasaportes y nos quedamos esperando en medio de la nube o niebla. Unos diez minutos después nos dan la bienvenida y nos dejan pasar. Vamos caminando por la avenida central, rodeada de construcciones adornadas por murales. Varias de ellas son de cooperativas indígenas, a las cuales entramos a ver –y comprar- algunos de sus trabajos. Pasamos frente a la Junta de Buen Gobierno. Nos dejan sacar fotos. Le preguntamos a nuestro Marcos algunas cosas, contesta lacónicamente. Hace poco está en el Caracol, como representante de su comunidad en la Junta, y estará allí por 3 años. Los zapatistas tienen un sistema de democracia no representativa, donde todos los miembros participan de todas las decisiones, a partir de los 16 años, y no se llega a término hasta que todos están de acuerdo. Los representantes son apenas comunicadores, con cargos rotativos y aleatorios, sin recibir remuneración por ello: obedecen al pueblo y lo hacen por servicio a sus semejantes. Así, las decisiones son lentas pero eficaces (como los pasos de un caracol).
Hay tiendas de abarrotes, hospital y escuelas, donde desarrollan un interesante sistema educativo. En las tiendas nos sorprende que venden productos de consumo masivo, como ser gaseosas y snacks de marca. Se manejan con pesos mexicanos. Nos saludan cordialmente detrás de sus pasamontañas. Ana le propone a uno comparar su lengua indígena con el euskara, lo cual nos vale muchas risas a la hora del almuerzo.
"Les enseñamos (a los niños) que hay tantas palabras como colores, y que hay tantos pensamientos porque de por sí el mundo es para que en él nazcan palabras. Que hay pensamientos diferentes y que debemos respetarlos...Y les enseñamos a hablar con la verdad, es decir, con el corazón."
Vale mucho la pena adentrarse en las reflexiones de este movimiento, muchísimo. Proponen una vía alternativa al capitalismo, con foco en el respeto por la dignidad y diversidad humana, mediante una democracia no-representativa y vida comunitaria. Han cambiado, por lo menos, la vida de miles de indígenas, que hasta hace quince años vivían en un auténtico apartheid en Chiapas, y hoy día son señores de la tierra, como lo era antes. Vale la pena pensar un poco en sus ideas aunque sea tan sólo para tener otro punto de vista. Marcos es tan sólo una figura ficticia, es el nombre de los sin nombre, ya que para ellos todas las luchas de las minorías se equiparan. Quieren un mundo hecho de muchos mundos, sin explotación ni imposición de patrones culturales y económicos.
"Marcos es todas las minorías intoleradas, oprimidas, explotadas, resistiendo, diciendo ¡ya basta! Todas las minorías a la hora de hablar y mayorías a la hora de callar y aguantar. Todos los intolerados buscando una palabra, su palabra, lo que devuelva la mayoría a los eternos fragmentados, nosotros. Todo lo que incomoda al poder y a las buenas conciencias, eso es Marcos."
Luego vamos al comedor y nos pedimos unas quesadillas y un "zumo" (según Ana y Pilar). Pronto el mundo volverá a tener novedades de los zapatistas, porque la Otra Campaña está avanzando.
O tan sólo se trate de una re-lectura de Marx a la luz del siglo XXI en la selva Lacandona. http://www.prensadefrente.org/pdfb2/index.php/new/2007/01/29/p2549
Salimos del Caracol y nos sentamos a esperar la combi. Pasa una, con la cual tendremos que hacer transbordo en un pueblo llamado San Andrés. San Andrés es un pueblo 100% indígena, donde todos hablan lengua indígena (¿sería tzeltal o tzotzil?). Acá no se los ve mezclados entre los turistas como en San Cristóbal. Los hombres visten unas túnicas de piel negra o blanca (negra si tienen algún cargo religioso, blanca si no), con unas camisolas blancas por debajo. Las mujeres usan polleras del mismo material, con blusas con bordados brillantes y fajas en la cintura, además de largas trenzas. Hasta los que se visten de manera más occidental hablan en lengua indígena. Tomaron (¿o “re-tomaron”?) la plaza, la iglesia (que como en Chamula no es más católica, sino abierta a rituales sincréticos) y las calles.
Nos asombra una india albina. Rasgos como sus compañeras, misma vestimenta, pero piel blanca, pelo rubio casi blanco y ojos claros.
Volvemos, Pilar y Ana se bajan en Chamula, que no habían ido. Yo vuelvo al hostel para darme una ducha bien caliente (pasamos frío arriba en la montaña) y luego me voy a por un café en “Tierra Adentro”, un bar-centro cultural de impronta zapatista en el centro de Saint Christopher, un lugar realmente agradable. No voy a poder ir al Museo de la Medicina Maya porque los horarios no me coinciden con los de las excursiones. Maldición.
Aporté a la causa USD 50 en chucherías.
“Para todos todo, nada para nosotros”. Eso dicen. Si por lo menos ese fuese el espírutu de nuestros políticos…
*dedicado a S.M.B., con dignidad.
Ai, que burra que eu sou!!!
ResponderEliminarNão tinha ainda me ligado em acompanhar o blog.
Não lerei agora, mas colocarei a leitura em dia, prometo.
Lindinho!!!!
Beijos e boas aventuras.
Quièn es SMB?
ResponderEliminarBesos!
Meu lindo amigo, como fico contente em saber que sua viagem está te trazendo momento inusitados e maravilhosos. Aqui em SP faz muito calor e estamos todos querendo sair de casa ou comprar um ventilador. No meu caso, sair de casa.
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